29/09/2025
Betty tiene 80 años y vive con una osteoporosis severa, artritis en la cadera y una sonda renal. Cada vez que tenía que ser movilizada —para asearse, pasar de la cama a la silla de ruedas o sentarse en el sofá— el dolor aparecía. Ese malestar constante convirtió cada traslado en un momento de miedo y resistencia, hasta el punto de que su cuerpo se tensaba solo con escuchar: “vamos a levantarte”. Poco a poco empezó a pasar casi todo el día en la cama, no porque quisiera, sino porque moverse sin dolor parecía imposible. Así, su mundo quedó reducido a una única habitación.
Cuando el cuerpo duele, cada traslado cotidiano se convierte en un desafío. El dolor trae miedo, resistencia y la sensación de que cualquier movimiento puede ser una tortura. Muchas personas con artrosis, osteoporosis, rigidez por enfermedades neuromusculares o lesiones antiguas lo viven a diario. En realidad, muchas veces no es el traslado en sí lo que duele, sino la manera en que se realiza: maniobras forzadas, giros innecesarios, arneses mal elegidos o colocados a la fuerza. Movimientos que incomodan, que lastiman, que generan ansiedad y desconfianza.
En este contexto, la grúa de techo puede ser de gran ayuda: permite realizar traslados seguros y continuos de la cama a la silla de ruedas, al inodoro, a la ducha o a otras habitaciones, sin esfuerzo físico para la persona usuaria ni para quien asiste. Pero en el caso de Betty, incluso la idea de usarla le generaba tensión. El miedo al dolor seguía presente. Por eso, para que el traslado sea realmente cómodo y respetuoso, importa tanto la grúa como el arnés que se elige para acompañarlo.
¿Cómo encontrar el arnés adecuado?
La situación de Betty fue analizada junto a su cuidadora y a un equipo sanitario. No se trataba de probar cualquier arnés, sino de encontrar uno que respondiera a sus necesidades concretas: un dolor constante, una sensibilidad extrema al movimiento y muy poca tolerancia a las manipulaciones repetidas.
La solución fue el arnés Alba, pensado para personas que necesitan una sujeción completa con la menor intervención posible al colocarlo. Puede permanecer puesto mientras Betty está sentada en su silla, sin provocar presión ni incomodidad. Su tejido favorece la ventilación y evita la acumulación de calor, con pequeños surcos que ayudan a mantener la piel más fresca y seca, algo muy importante en quienes pasan tantas horas en la silla de ruedas.
Gracias a esto, Betty puede estar más tiempo fuera de la cama sin molestias, y su cuidadora puede volver a enganchar la grúa sin necesidad de recolocar el arnés una y otra vez, reduciendo al mínimo los movimientos que antes tanto la incomodaban. Fue una manera de devolverle el movimiento y la posibilidad de estar presente en la vida diaria. Y eso tuvo un impacto profundo en su bienestar.
Beneficios de las grúas de techo para personas con osteoporosis
En casos de osteoporosis severa, como el de Betty, la vida diaria se vuelve más vulnerable y llena de precauciones. Los huesos pierden densidad y resistencia, lo que aumenta el riesgo de fracturas incluso en movimientos pequeños o caídas leves. El dolor es constante, y ese dolor lleva a la rigidez: el cuerpo se tensa, se protege y termina evitando el movimiento. A la larga, esto provoca más debilidad muscular y mayor miedo a desplazarse.
Ese miedo no afecta sólo a la persona con osteoporosis. También lo vive la persona cuidadora, que muchas veces debe moverla sin apoyos técnicos, cargando con el peso y con la incertidumbre de si un simple gesto o movimiento puede causar una lesión.
Las grúas de techo, junto con un arnés adecuado, ofrecen una respuesta segura y respetuosa en estos casos:
- Permiten transferencias suaves, sin giros bruscos ni levantamientos forzados.
- Reducen el riesgo de fracturas y de dolor durante el traslado.
- Dan confianza a la persona usuaria, que se siente sostenida y más tranquila al moverse.
- Facilitan la labor de la persona cuidadora, que ya no necesita cargar con todo el peso ni improvisar maniobras inseguras.
- Transforman un momento de tensión y angustia en un gesto más calmado, digno y respetuoso.
La importancia de los arneses para las grúas de techo
Como no hay una única forma de acompañar un traslado, existen arneses pensados para diferentes situaciones y necesidades de transferencia. Un arnés no es simplemente una herramienta más de la grúa de techo: es el punto de contacto con el cuerpo, es el puente que permite moverse sin dolor, con mayor confianza y mayor tranquilidad.
Por eso, cada día ponemos el foco en encontrar soluciones que realmente se adapten, que respeten los tiempos y necesidades de cada persona, y que hagan posible trasladarse con seguridad, con dignidad en cada movimiento y con más bienestar en la vida diaria.
👉 La historia de Betty nos llegó a través de Care Independence, fabricante de los arneses de Carima.
Si necesitas orientación sobre arneses o grúas de techo para que tu espacio sea más accesible y seguro, puedes ponerte en contacto con nosotros: info@carimatech.com
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